La característica principal de un solicitante de crédito es que debe ser propietario de un inmueble y tener capacidad de pago comprobable.

Contamos con un tasador profesional en nuestro equipo, quien se encarga de determinar el valor real del bien, basándose en un informe detallado de la propiedad.

Contamos con un equipo jurídico-notarial, quienes se encargan de estudiar toda la documentación proporcionada por el solicitante y determinan su veracidad, que estén completos y en condiciones.

En el momento de la firma del contrato se decide entre las partes quién mantiene en su poder la documentación del bien hipotecado; puede ser el inversor o el escribano actuante.

Significativamente, no pasa nada. De todos modos, los herederos son quienes deben seguir pagando las cuotas mensuales del crédito. Nuestro equipo jurídico-notarial es quien se encarga de tramitar el proceso de sucesión.

Al momento de la firma del contrato de la hipoteca, el bien debe estar libre de deudas. En caso de tener alguna vigente, el profesional actuante se encarga de saldarlas para poder seguir adelante con el proceso. Cabe destacar que, es excluyente, que tanto el hipotecante como el inmueble deben estar libre de embargos.

En caso de incumplimiento de pagos por parte del hipotecante, y con la aprobación del acreedor, se pueden ajustar los plazos, refinanciar la deuda o proceder con una venta rápida del inmueble para cancelarla.